Meditar es el mejor regalo que te puedes hacer a ti mismo.

Mindfulness es el entrenamiento de la mente a través del entrenamiento en atención.
Al igual que ejercicio físico regular fortalece nuestros músculos, ejercitarse con técnicas de atención
plena puede desarrollar en nosotros una fortaleza interior, que nos permita ir por la vida de un modo
mucho más despierto, más consciente, y que nos posibilite disfrutar más de lo positivo, afrontar con
serenidad lo negativo y aprender más de nuestras experiencias vitales. Suena guay, ¿eh?

Las investigaciones demuestran que la práctica de mindfulness (atención plena) tiene efectos
físicos (mejora de presión arterial, sistema inmune y salud en general), psíquicos (reducción de
ansiedad, depresión, angustia, estrés y mejoras en funciones cognitivas como atención, concentración,
memoria y creatividad), sociales (enriquecimiento de relaciones) como también neuropsicológicos. Y verdaderamente poco más podemos pedir a una actividad.

Existen muchos tipos de meditación mindfulness:

1. Meditación sentada (con objeto en la respiración, en los sonidos, en los pensamientos o conciencia
   abierta)
2. Movimientos conscientes tipo yoga de pie y tumbados (son movimientos muy lentos que a diferencia
   de yoga, no pretenden adoptar una postura ideal sino tomar consciencia de tu cuerpo, aprender a
   relajarse y a conocer tus límites)
3. Meditación caminando
4. Meditación tumbados con escáner corporal (para familiarizarnos de nuevo con el cuerpo y tomar
   consciencia de él).
5. Prácticas de compasión y autocompasión, etc.

También existen numerosos ejercicios de mindfulness para saber aplicar atención plena en nuestra
vida cotidiana.