Exposición de Victoria Lamas «LA BRUJA DE FUENCARRAL»

La Bruja de Fuencarral, que da nombre a esta exposición, aparece en la vida de Victoria Lamas a finales de septiembre. Es una  señora que lleva un gorro puntiagudo y cada noche monta, en plena calle Fuencarral, su gabinete mágico: una caja de cartón sobre la que ha tendido un mantel decorado con lunas y estrellas, sobre él extiende una baraja de cartas del Tarot. Un cartel predica: “tu futuro está aquí”.

La Bruja no le echó nunca las cartas. Tampoco ella se las pidió. Ahora pinta todas las posibles predicciones perdidas. Fantasea recurrentemente con el personaje de Cleo de 5 a 7 al principio del film.

Fue en aquel momento cuando Victoria empieza a hacer una lectura simbólica de todo aquello que le sucede. En ‘notas’ escribe:

“En septiembre me compré un hula hop porque quería convertirme en bailadora de hula hop profesional. En octubre me llevé mi primer desengaño del otoño cuando le serví una pizza a Lois Patiño y pensé que era una metáfora de mi situación con respecto al arte. Por aquel entonces me obsesioné y me sigue obsesionando una bruja. Es motor de todos mis pensamientos mágicos. Me he enamorado y me he reconciliado con mi pasado. De repente estoy viviendo en un adosado y dando clases en un colegio de Guadalajara. Me quedan 3 semanas para cumplir 30 y pienso que la vida da tantas vueltas como el hula hop alrededor de mi cintura.”

Todos estos pensamientos e imágenes son recogidos en clave simbólica en las veintiuna cartas del Tarot. Las imágenes, reinterpretaciones de la baraja marsellesa, están acompañadas de pequeños textos que aluden a diferentes situaciones y su conjugación pretende ser adivinatorio. Cada cual que haga su propia lectura.

Victoria Lamas nació una noche de tormenta de 1992 en Guayaquil, Ecuador. Hija de padres españoles, se crio en La Mancha. Si por algo está marcada su biografía es por los desplazamientos.

Estudió Bellas Artes en Cuenca (2011-2015), durante este periodo fue becada para realizar dos estancias en el extranjero de seis meses de duración cada una. Primero estuvo en Polonia (2014), donde se especializó en pintura en la Academia de Bellas Artes de Varsovia  para después –como huyendo del frío- irse a Cuba (2015) donde estudió en el Instituto Superior de Arte, La Habana. Actualmente reside entre Madrid y Guadalajara, donde enseña a un montón de adolescentes prácticas artísticas contemporáneas sin mucho éxito mientras le jalan de la manga al son de “seño".

Victoria no se llama a sí misma pintora porque cree que es una de esas palabras que siempre van en mayúsculas. Sobre su pintura dice: “pinto en negro para no tener que enfrentarme al blanco del papel o del lienzo”,  pero en realidad es mentira.

A Victoria no le da miedo nada de eso aunque sí muchas otras cosas. De sus miedos, fantasías y anhelos habla su obra. Es naive y es cínica.